Decenas de corazones mexicanos se dieron cita en el Linda Ronstadt Music Hall, en el centro de Tucson, para conmemorar la Independencia de México con una velada cargada de música, tradición y orgullo comunitario.
Para el cónsul de México en Tucson, Fernando Adrián Sánchez Roldán —quien asumió el cargo el 1 de septiembre— esta fue su primera ceremonia del ‘Grito’ y su presentación oficial ante la comunidad mexicana en el sur de Arizona.
Sánchez destacó el papel fundamental de la comunidad mexicana en Arizona: “Es una herencia que permanece y permanecerá para siempre en los cimientos de esta hermosa ciudad, a la que reconocemos, honramos y de la cual nos sentimos muy orgullosos. Hoy celebramos 215 años de México”, expresó, mientras el público lo ovacionaba.
La noche estuvo marcada por un concierto único en el que la Sinfónica de Tucson, bajo la batuta de su director José Luis Gómez, se unió al talento juvenil del Mariachi Aztlán de Pueblo High School. Juntos ofrecieron un repertorio que fusionó lo clásico con lo popular, haciendo vibrar al público con acordes que evocaron la historia y la identidad mexicana.
“El mestizaje y la riqueza cultural que las comunidades migrantes aportan a Tucson es invaluable”, subrayó Gómez durante su intervención, destacando cómo la música se convierte en un puente de unión y reconocimiento para quienes han hecho de esta ciudad su hogar.
El evento contó con la presencia de destacadas personalidades del sur de Arizona, entre ellas la alcaldesa de Tucson, Regina Romero, la candidata demócrata a las elecciones especiales por el Distrito 7 de Arizona, Adelita Grijalva, y el vicepresidente de Visit Tucson, Felipe García, quienes resaltaron la importancia de mantener vivas estas tradiciones en la comunidad.
Más allá de la música, la velada se convirtió en un espacio de encuentro intergeneracional, donde familias enteras celebraron juntas el orgullo de ser mexicanos y de compartir sus raíces con la diversidad cultural de Arizona.
Con canciones emblemáticas, aplausos y banderas ondeando, el concierto cerró con un mensaje claro: la identidad mexicana se mantiene fuerte y viva en Tucson, gracias a la pasión y resiliencia de su comunidad migrante.
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