A medida que aumentan las temperaturas en Arizona, los adultos mayores enfrentan un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el calor.
Nathaniel Mitchell, residente de Tucson desde hace casi 30 años, dice que evita el aire libre cuando el sol está en su punto máximo.
“Llevo aquí el tiempo suficiente para saber que cuando hace calor afuera no salgo”, dice.
En cambio, Mitchell espera a que refresque la noche y depende de la ayuda de su cuidadora Esther Blackshire para mantenerse a salvo. Blackshire, auxiliar de salud a domicilio de Senior Helpers, se asegura de que esté bien alimentado, hidratado y cómodo.
“Les cuesta mucho enfriarse”, dice Blackshire. “Hay que asegurarse de que se mantengan hidratados porque a veces se les olvida”.
También observa los signos de estrés por calor, como letargo y piel caliente, síntomas que una vez notó en un cliente anterior.
“Conseguí una toalla fría, les di abundante agua helada y me quedé con ellos hasta que su temperatura volvió a la normalidad”, dice.
Si bien la seguridad es su prioridad, la relación con Mitchell va más allá. Mitchell dice que ver a sus nietos le llena de alegría, sobre todo porque su familia vive lejos.
Senior Helpers insta a las familias a que visiten periódicamente a sus seres queridos mayores durante el verano, incluso con una visita rápida o una llamada.
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